Producido en tierras de una altitud de entre 800 y 900 metros y clima extremado, se trata de un auténtico aceite de montaña, con fuerte personalidad.
Las tierras en las que fueron plantados estos olivares, arcillosas y calizas, se fertilizan con estiércol de ovejas y de cabras de la misma propiedad, en régimen de pastoreo abierto. Las precipitaciones, casi siempre insuficientes, son complementadas con ligeras aportaciones de agua, distribuida por goteo, del río Gigüela.
La aceituna es recolectada a mano por vareo. Sólo las aceitunas de calidad irreprochable son utilizadas para elaborar el aceite Monte Villalba.
Su nivel de acidez de 0,23º está muy por debajo del límite máximo admitido para el aceite de oliva virgen extra, que es de 0,80. El alto contenido en ácido oleico, y por tanto de grasas monoinsaturadas y de antioxidantes naturales, puesto de relieve por el bajo índice de peróxidos, lo hace muy eficaz para reducir la tasa de colesterol.
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